Actualmente está en los juzgados si la consideración debe adscribirse como Indicación Geográfica Protegida o no.
El queso de Burgos, no debe confundirse con el requesón (que se elabora a partir del suero que se desprende al cuajar la leche para hacer el queso), está listo para su consumo a las pocas horas de elaborado.
Sin embargo, en Burgos, al ser una ciudad con una temperatura baja, debido a su altitud, era posible mantener este queso sin que fuera necesaria su curación.
Su caducidad no se prolongaba a más de 10 días, pero debido a la mejora de los procesos productivos con los que se elabora, nuevos procedimientos de ultrafiltración anterior a su coagulación, cada vez más asépticos, se ha prolongado a alrededor de 30 días.
Su consumo ha aumentado en los últimos años, ya que se trata de un producto muy saludable y natural, con alto valor en proteínas.