Por el camino los tártaros se encontraron con nobles rusos que habían huido de Rusia para evitar la ejecución.
Luego, dos tártaros recién bautizados fueron llevados ante el kan y ellos también dijeron que nada le impedía llegar ante las puertas de Moscú.
[1] Aprovechándose así de la guerra livonia, que dejó la defensa del sur de Rusia desprotegida, el kan consiguió penetrar Rusia, llegar a Moscú y asaltar la ciudad.
[1] De esa manera el kan Devlet I Giray consiguió prender fuego a los suburbios el 24 de mayo y un viento repentino llevó luego esas llamas a Moscú, la cual se incendió.
Jerome Horsey escribió que llevó más de un año limpiar todos los cuerpos.
Los extranjeros que visitaron la ciudad antes y después del incendio han descrito una notable disminución de la población de la ciudad, e Iván el Terrible evitó la ciudad durante varios años después del incendio debido a la falta de una habitación adecuada para él y su séquito.