La química del suelo se ve afectada por la composición mineral, materia orgánica, aire, agua, microorganismos y diferentes factores ambientales.[1] La capacidad para producir alimentos ha sido un factor fundamental para la evolución de la sociedad.De estas tres fases, la sólida presenta una mayores estabilidad, menor capacidad de variación, por lo que es la que se utiliza para la caracterización del suelo.Existen partículas más o menos gruesas: piedras, gravas, arenas, limos, arcillas... A mayor tamaño, menor actividad físico-química, por lo que menor interés agronómico.Los suelos retienen iones en el complejo arcillo-húmico, pero no evitan completamente las pérdidas por lixiviación, pero la retención es tan fuerte que muchas veces los iones se reciclan varias veces a través de los suelos, vegetales y animales, antes de perderse finalmente en las aguas subterráneas, los ríos y el mar.[1] El intercambio iónico es el conjunto de procesos reversibles mediante los que las partículas coloidales del suelo, debido a la carga eléctrica que contienen, retienen los iones (cationes y aniones) de la disolución del suelo, liberando al mismo tiempo otros iones en cantidades equivalentes a las absorbidas, estableciéndose un equilibrio entre ambas fases.La acidificación del suelo solo es recomendable en ciertas producciones agrícolas intensivas.En el suelo viven, además de las plantas, micro y macroorganismos, tales como bacterias, algas, hongos, nematodos, lombrices, etc.La biomasa microbiana es muy relevante, estimándose que puede ascender a unos 1.000-3.000 kg de peso seco por hectárea, en los primeros 20 cm.En los suelos cultivados puede haber, además, aportes de otras materias orgánicas.Para establecer un balance del humus hay que calcular sus ganancias y sus pérdidas.Los suelos limosos son aquellos que contienen un alto contenido de limo.El suelo limoso contiene cantidades suficientes de nutrientes tanto orgánicos como inorgánicos.La estructura del suelo puede ser definida como el estado de agregación de las partículas del suelo (arena, limo y sobre todo arcilla) formando estructuras secundarias o agregados, junto con otros componentes del suelo, como la materia orgánica, como resultado de las interacciones físico-químicas.Estos agregados se pueden identificar fácilmente al encontrarse separados entre sí por huecos o superficies de ruptura.Los iones di- y trivalentes de la disolución del suelo, el agua, el aire, la materia orgánica, los microorganismos, la temperatura, la textura... son múltiples los factores que afectan a la formación de la estructura del suelo.Después de una lluvia o riego abundante, el agua llega a ocupar todos los poros del suelo.Cuanto más fina es la textura, mayores son los porcentajes de agua en el suelo, tanto para la C.C.Una buena estructura del suelo también aumenta la fracción de agua útil.