El pulido o pulimentado (del latín politus y este de polire, pulir, suavizar, decorar, embellecer)[1] es la acción y el efecto de alisar y dar lustre y tersura a un objeto, hasta dotarlo de una superficie satinada o brillante.
Los procedimientos para conseguirlo son distintos procesos industriales, como la abrasión (manual o mecánica) o el endurecimiento por deformación (con la utilización de un bruñidor).
El pulimentado electrolítico se hace generalmente con un ácido o una mezcla de ácidos (denominada "salsa" -sauce-) dependiendo del metal a pulimentar, y se aplica una tensión eléctrica del orden de varios voltios.
Es necesario tomar precauciones propias de la seguridad en laboratorio.
El pulimentado del mármol es de vital importancia para su uso en esculturas y elementos arquitectónicos desde la Antigüedad.