En su interior hay un museo dedicado a la invasión mongola de Rusia que se produjo en el siglo XIII.
Las "puertas doradas" existían en las ciudades sagradas de la Iglesia ortodoxa —Jerusalén, Constantinopla, y Kiev—.
A finales del siglo XVIII, sin embargo, la estructura estaba tan deteriorada que Catalina la Grande temía atravesar el arco por miedo a que este se derrumbara.
En 1779, ordenó las medidas y planos detallados para la ejecución del monumento.
En 1795, después de muchas discusiones, las bóvedas y la iglesia barbacana fueron demolidas.