Su construcción permitió el paso desde la ciudad hasta la isla natural del Carrión ocupada desde tiempos inmemoriales por el Parque del Sotillo de los Canónigos.
Su fábrica actual está muy alterada, objeto de innumerables transformaciones desde el siglo XI.
La mayor reforma se llevó a cabo en el siglo XVI que definió las líneas actuales del puente e hizo desaparecer gran parte de los vestigios del puente romano.
Durante el siglo XX sufrió un pequeño abandono que lo fue degradando, la cantidad de plantas que en sus piedras se incrustaban lo deterioraron hasta que a principios del siglo XXI fue restaurado: se limpiaron sus fachadas, se renovó el pavimento y se añadió una nueva iluminación.
Se dice que esta gran piedra era usada por las lavanderas que acudían al río para depositar los cestos de la colada, aprovechando ese momento para comentar los sucesos y noticias que acontecían en la ciudad.