La inauguración del puente colgante de Menai en 1826, a apenas 1,6 km al este de donde se construyó más tarde el puente Britannia, permitió el primer enlace fijo por carretera entre Anglesey y el resto del territorio continental.
La popularidad cada vez mayor del tren necesitaba un segundo puente para permitir una conexión ferroviaria directa entre Londres y el puerto de Holyhead, mediante el Ferrocarril de Chester y Holyhead.
Pero el pionero ferroviario George Stephenson, que fue invitado a analizar esta propuesta, expresó su preocupación acerca de la reutilización del puente colgante.
Hodgkinson opinaba que no sería práctico hacer los tubos lo suficientemente rígidos como para soportar todo el peso del ferrocarril por sí mismos, y lo dotó de un sistema de suspensión auxiliar formado por cadenas.
[3] El puente estaba decorado por cuatro leones esculpidos en piedra caliza por John Thomas, dos en cada extremo.
Un aspecto de su método de construcción también era nuevo: las secciones en cajón se montaron en la costa, y luego se transportaron flotando hasta situarlas entre los pilares para ser izadas hasta alcanzar su posición definitiva.
Los problemas percibidos declarados incluían: En el documento se presentan cuatro opciones, cada una con sus propios beneficios y restricciones: Los encuestados se encontraban abrumadoramente a favor de introducir algunas mejoras, con el 70% que prefería la solución de construir un segundo puente.