[1][2] Con la expansión militar del pueblo romano, su cultura e idioma se fue difundiendo por los pueblos que iban conquistando,[3] llevando con ello a la formación de un imperio que progresivamente desarrolló una cultura que se ha mantenido a lo largo de los siglos, sirviendo así como patrimonio de esos pueblos europeos.
[10] Se distinguen dos fases histórico–geográficas del desarrollo de los pueblos latinos: 1) la «primera generación»: relacionada con las ciudades-estados que hicieron parte de la nación latina en la península itálica, y que luego fueron absorbidas por Roma y la República romana.
Son todos aquellos que hicieron parte de la antigua nación latina, entre los cuales se destacó Roma.
El Imperio romano (en el que Roma estableció numerosas colonias), quedó dividido en el Medievo en varias naciones-regiones.
En general, todos ellos están emparentados tanto lingüística como étnicamente, en mayor o menor medida, con la Antigua Roma y, junto a Grecia, conforman los pueblos grecolatinos.