Generalmente, las preguntas que se proponen a los psicólogos forenses en el tribunal no son relativas a cuestiones psicológicas, sino más bien legales; y la respuesta debe ser en un lenguaje que el tribunal comprenda.
Podemos encontrar sus antecedentes en los siglos XVII y XVIII, en tratados de psiquiatría legal y criminología, pero como ciencia moderna, en Europa tiene sus orígenes entre mediados del siglo XIX y principios del XX, de la mano del italiano C. Lombroso, fundador de la primera escuela de antropología criminal y autor de L’uomo delinquente (1876); del francés A. Binet que publicó el libro La suggestibilité (1900), donde se recogen los primeros trabajos aplicados a la Psicología del Testimonio; y de los alemanes H. Gross, autor del libro Kriminalpsychologie (1897), H. Münsterberg, que publicó el primer manual específico sobre Psicología Forense titulado On the Witness Stand (1908) y L. W. Stern, que editó la primera revista especializada en el área titulada Beitrage zur Psychologie der Aussage (1903-1906).
[12] En Barcelona Emilio Mira y López publican el "Manual de Psicología Jurídica" con el que cual podía ofrece un objetivo de informar y proporcionar conocimientos que a la psicología les parecería más efectiva en su tarea.
[13] En los setenta se introdujeron tópicos a la psicología forense como: testificación, jurados, conducta legal y magistrados, disuasión y sentencia juvenil, justicia, negociación, sistemas judican legal, negociación, sistemas judiciales justicia civil[14] El rol del psicólogo forense se realiza ante la corte, cuando se requiere un asesoramiento al estamento jurídico, donde se ocupa de emitir informes (recopilar, examinar y presentar pruebas) que puedan ser utilizados como un argumento de un proceso judicial sobre una petición concreta.
Así, el perito una vez designado judicialmente, tendrá cinco días para aceptar o no el cargo.
[15] En caso de aceptación, acudirá al juzgado donde se procederá a su nombramiento bajo juramento.
[16] Los psicólogos clínicos, neuropsicólogos y otros con distinta especialización pueden contribuir como expertos o peritos cuando la corte así lo dicte.
Los psicólogos forenses son los únicos que por su formación, son los adecuados para realizar valoraciones psicológico-legales, teniendo un lugar importante conociendo la responsabilidad legal del imputado, dictamina el estado mental del acusado en el momento que sucedió el delito.
Dentro del ámbito penal el psicólogo también interviene en los establecimientos carcelarios, allí se proponen “tratamientos para la rehabilitación”, se le informa a las autoridades carcelarias la existencia de respuestas o no al tratamiento antes propuesto.
La presencia del perito en la vista oral permite la ratificación, defensa y aclaración sobre su pericia.
en este sentido se puede entender la figura del psicólogo forense como un auxiliar de la justicia.
Estos elementos no varían con el tiempo, pero aportan una alusión preliminar para estimar el riesgo de reincidencia.
Este informe, además se configura como el soporte de la prueba pericial, expuesta en el juicio oral.
Esta última descripción se corresponde con lo descrito en el párrafo anterior, a saber, aportar toda la información necesaria para enjuiciar, de la mejor manera posible, el hecho delictivo y el delincuente, así como determinar la reacción social, sea una medida de seguridad o una pena.
El informe criminológico, según Isabel Germán Mancebo, debe tener la siguiente estructura: Los cuestionarios, escalas e inventarios se tratan de autoinformes muy estructurados, tanto la forma en que vienen formuladas las preguntas como en sus respuestas.
Gracias a la observación podemos descubrir signos de trastornos mentales, como puede ser, que en la depresión mejor se enlentecen los movimientos, que en la psicosis el sujeto sólo y sonríe como si estuviese con alguien más, o que en la fase maniaca del trastorno bipolar se da una aceleración de los movimientos[27] Aunque la entrevista utilizada en el ámbito forense y la utilizada en el ámbito clínico coinciden en el aspecto central de valorar el estado mental del entrevistado y algunos de los instrumentos empleados, difieren en sus propósitos una vez realizada la evaluación y en los posibles condicionantes que pueden influir durante su desarrollo[28].
Así surgen problemas técnicos, como por ejemplo, el hecho de que determinadas categorías reconocidas jurídicamente no tienen una traslación directa en los sistemas diagnósticos que se utilizan en el ámbito clínico, por ejemplo, el trastorno mental transitorio.
El autor de la técnica del dibujo proyectivo “Casa-Árbol-Persona” (H-T-P por sus siglas en inglés) es John N. Buck en 1995,[35] y la adaptación al español la realizó la Lic.
Además brinda información sobre aquellos ítems críticos en donde se requiere la atención inmediata del profesional de la salud mental.
Esta prueba revela pensamiento y sentimientos conscientes, preconscientes e inconscientes del evaluado, que el psicólogo puede analizar e integrar a la luz de los resultados obtenidos por medio de otras técnicas.
En 2014, Richard Rogers et al (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última)..[50] calculó la especificidad como .28.
Los análisis psicológicos y psiquiátricos del contenido de los 75 ítems han demostrado que todos describen síntomas médicos legítimos.
[55] Los pacientes heridos en accidentes automovilísticos o los soldados con lesiones similares corren un alto riesgo de ser diagnosticados erróneamente como simuladores.
Los metanálisis estadísticos[56] han demostrado que los simuladores y los pacientes legítimos con lesiones por accidentes automovilísticos obtienen puntajes similares en el SIMS porque ambos grupos afirman sufrir síntomas médicos.
[56] Un estudio reciente realizado por un equipo dirigido por Rogers (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
[45] Inventario de conducta sexual agresiva (Mosher y Anderson, 1986) Está compuesto por 18 ítems, creados a partir de la experiencia clínica en el trabajo con delincuentes sexuales, utilizando en este inventario a los autores Mann, Webster, Wakeling y Marshall.
[52] Las escalas y test utilizados en el ámbito forense para medir violencia en cualquiera de sus modos son varios, proporcionan al perito o psicólogo forense información acerca de estas conductas tanto del agresor como la víctima, y permite tener una perspectiva más amplia acerca del caso que se tenga, son utilizadas también como herramientas complementarias si se desea indagar más acerca de la relación familiar, y para descartar posibles supuestos de lo que proporcionan otros test.
En este test, se le pedirá al paciente que dibuje a una persona.
Cernovsky ZZ, Mendonça JD, Ferrari JR, Sidhu G, Velamoor V, Mann SC, Oyewumi LK, Persad E, Campbell R, and Woodbury-Fariña MA.
Cernovsky Z, Bureau Y, Mendonça J, Varadaraj Velamoor V, Mann S, Sidhu G, Diamond DM, Campbell R, Persad E, Oyewumi LK, and Woodbury-Fariña MA.