Protocolo Bóxer

Desistieron por ejemplo de exigir que China cediera nuevos territorios.

La emperatriz Cixi era pragmática, y cuando los Aliados le aseguraron que podría mantener el poder, decidió que los términos propuestos eran lo suficientemente generosos como para aceptarlos y frenar el conflicto.

[3]​ La indemnización se distribuyó entre las potencias de la siguiente forma: Rusia 28,97%, Alemania 20,02%, Francia 15,75%, Reino Unido 11,25%, Japón 7,73%, Estados Unidos 7,32%, Italia 7,32%, Bélgica 1,89%, Austria-Hungría 0,89%, Países Bajos 0,17%, España 0,03%, Portugal 0,021%, Suecia y Noruega 0,014%.

Bermyn recurrió a mentiras para requerir falsamente al mandarín Enming que mandara tropas a Hetao, aduciendo que las tropas mongolas del príncipe Duan, y las tropas musulmanas del general Dong Fuxiang estaban amenazando a los católicos.

[11]​ Por el contrario, el general Dong Fuxiang fue "exiliado" a su provincia de nacimiento, Gansu, donde vivió con todos los lujos y autoridad.

Firma del Protocolo Bóxer. De izquierda a derecha: F.M Knobel de los Países Bajos (solo se ven sus manos); K. Jutaro de Japón; G. S. Raggi de Italia; Joostens de Bélgica; C. von Walhborn de Austria-Hungría; B. J. Cologán de España; M. von Giers de Rusia; A. Mumm del imperio alemán; E. M. Satow del Reino Unido; W. W. Rockhill de los Estados Unidos; P. Beau de Francia; I-Kuang; Li Hongzhang; Príncipe Qing