La proteasa VIH-1 es una enzima perteneciente al virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
[1] Las proteínas formadas por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) se sintetizan como precursores en largas cadenas proteicas que deben ser cortadas para dar lugar a los componentes proteicos activos del virus maduro, y en esta fase interviene la proteasa VIH 1.
[2] La VIH-1 proteasa es una molécula homodimérica, es decir, se trata de un dímero formado por dos subunidades idénticas.
Cada polípéptido o subunidad consta de 99 aminoácidos que son idénticos en ambas cadenas.
Se ha podido observar que: En el caso de la proteasa VIH 1 cada subunidad presenta una estructura secundaria compuesta principalmente por 2 láminas β antiparalelas entrelazadas (la primera desde Pro-9 a Leu-33 y la segunda desde Lys-43 a Ile-85) a lo largo de la cadena polipeptídica de 99 aminoácidos y una hélice α entre los aminoácidos que ocupan la posición Gly-86 hasta Gly-94, cerca del extremo carboxi-terminal (C-terminal).
[6] Se trata de la conformación adquirida por la enzima al unirse las dos subunidades o cadenas polipeptídicas formando el conjunto de la molécula y adquiriendo conformación tridimensional.
El inhibidor de proteasa hace un puente en la dirección en la que lo hace normalmente la cadena proteica.
Una vez hecha esta unión, la proteasa no puede unirse a la proteína para cortarla y deja de ser funcional.
Cuando el VIH se replica, constantes mutaciones hacen cambiar la forma de la estructura.
Inhibidores de segunda generación trabajan contra las variantes del VIH que han desarrollado resistencia a medicamentos más antiguos.
Los inhibidores de proteasa son procesados por el hígado, mientras que los inhibidores de transcriptasa reversa se procesan en células que no son del hígado.
La probabilidad que se dé resistencia cruzada es baja y Ritonavir reduce la velocidad a la cual Saquinavir abandona el cuerpo, de forma que este puede quedarse durante más tiempo para atacar al virus.