El castigo por realizar está práctica es una multa que varía desde los 1500 hasta los 2000 rublos.
Los monarcas sucesores de Pedro I tuvieron diferentes opiniones hacia la prostitución, que iba desde su abolición total, hasta su despenalización.
Hacia finales del siglo XIX, la prostitución era legal en el Imperio ruso y las prostitutas debían de identificarse mediante ''boletos amarillos'' especiales.
Sin embargo, la prostitución callejera ilegal todavía estaba dominada por los proxenetas varones.
[7] Sin embargo, su comunidad era minoritaria en comparación con las comunidades chinas y coreanas, quienes eran más numerosas; una encuesta del gobierno ruso en 1897 reveló que en el Krai de Primorie vivían 42 823 chinos, 26 100 coreanos, pero solo 2 291 japoneses.
En el Lejano Oriente Ruso, al este del Lago Baikal, los comerciantes y prostitutas japonesas formaban la mayoría de la comunidad japonesa en la región, posterior a la década de 1860.
Los profilácticos, centros de tratamiento médico, fueron establecidos en 1925, para tratar con alcohólicos y prostitutas.
Sin embargo, durante el período postsoviético, esta industria ha experimentado una crecimiento significativo.
Los tochkas están controlados por bandas del crimen organizado, que sobornan a los policías locales para seguir en el negocio.
El gobierno ruso ha hecho algunos esfuerzos para combatir el tráfico pero también se lo ha criticado por no cumplir con los estándares mínimos para eliminarlos.
En una ocasión los contrabandistas se apoderaron de los documentos de viaje y engañaron a varias mujeres vietnamita diciéndoles que iban a ser contratadas para trabajar en una fábrica textil.
Una mujer vietnamita estadounidense, Hui Danh, buscó ayuda para rescatar a su hermana menor Huynh Thi Ser-Huong, que estaba en un burdel en Moscú.
[24] El esfuerzo de Hui Danh tuvo éxito, logrando que el burdel liberara específicamente a 15 mujeres vietnamitas.