En tercer lugar, desde la nueva independencia de Estonia, cuando la prostitución no está ni penalizada ni legalizada (es decir, la venta y la compra de un servicio sexual no es un delito, pero la prostitución tampoco se considera una profesión).
Dado que la prostitución era legal entre 1918 y1940, los datos de ese periodo son notablemente precisos y permiten dar una visión adecuada del fenómeno.
El número de prostitutas se mantuvo relativamente estable durante todo ese periodo, mostrando sólo un ligero aumento.
La prostitución tenía lugar principalmente en "pisos de placer" donde la mujer operaba como "inquilina libre".
Con la ocupación de Estonia por la Unión Soviética, la actitud hacia la prostitución cambió drásticamente.
La legalización de la prostitución fue sustituida por su negación total y se convirtió en delito.
El aumento de ese aperturismo surtió cambio en las relaciones con extranjeros, provocando un gran impacto en los procesos siguientes.
Debido al aumento de la prostitución, en 1987 se introdujo una nueva responsabilidad administrativa para esta actividad.
[3] La prostitución forzada y otras actividades abusivas que rodean al comercio sexual también están prohibidas.
Las mujeres están cada vez más expuestas a la trata como consecuencia de los matrimonios simulados fuera de Estonia; las mujeres contraen matrimonio voluntariamente, pero se les confisca el pasaporte y son obligadas a prostituirse.
Los apátridas residentes en el país báltico son especialmente vulnerables a la trata.