Audi fue uno de los últimos fabricantes de coches alemanes en incorporar airbag en sus vehículos, principalmente debido a la gran efectividad de la tecnología a la que bautizaron como Procon-ten (Programmed Controlled Contraction).
El sistema consistía en unos cables de acero montados inmediatamente detrás del motor.
En caso de colisión frontal, el motor se desplazaba hacia atrás, tensando estos cables, que, mediante un juego de poleas, retiraban el volante de delante del conductor y tensaban los cinturones de seguridad, sustituyendo así tanto a los pretensores como al airbag.
Los pretensores, cuando se produce una colisión, detonan un ingenio pirotécnico que tensan el cinturón en cuestión de milisegundos, logrando una mejor sujeción del cuerpo.
Estos sistemas son complementarios, deben utilizarse a la vez.