El Gobierno no estaba pagando a los bancos públicos y privados que financiaban programas sociales como Bolsa Familia.
El juez federal de Paraná — donde la operación tuvo inicio — Sérgio Moro, especialista en crímenes financieros, quedó responsable por los procesos que no envolvieron políticos, pues estos poseen foro especial por prerrogativa de función y deben ser investigados en el Supremo Tribunal Federal (STF).
Según el texto del pedido, hubo una maquiagem deliberadamente orientada a pasar para la nación la sensación de que Brasil estaría económicamente saludable.
La presidenta tendría acceso a toda la pieza jurídica y podría comparecer al juicio o hacerse representar por abogados.
Fachin concluyó que la votación secreta no estaba prevista en el regimento interno de la Cámara y en la Constitución.
Él dijo que pretendía realizar reuniones internas para invitar los denunciantes Hélio Bicudo, Miguel Reale Jr y Janaina Paschoal.
Él dijo que las pedaladas representaban un crimen grave porque eran maniobras contables hechas para esconder el déficit fiscal y porque llevaron la Unión a contraer préstamos con entidades financieras controladas por ella, lo que es un acto ilícito conforme la ley de responsabilidad fiscal.
Con la ruptura del equilibrio fiscal, hubo una cascada de eventos, culminando en inflación y recesión, que generaron desempleo en el país, afectando especialmente las clases más pobres.
Y añadió que la falta de responsabilidad fiscal del gobierno creó una situación financiera muy grave para los brasileños.
Los pedidos intentaban suspender o alterar la orden de la votación establecida por Eduardo Cunha y todos fueron negados.
Aún conforme Berzoini, el parecer tampoco podría citar hechos anteriores al segundo mandato, como las pedaladas fiscales de 2014.
Cunha pretendía realizar sesiones todos los días para apresurar el proceso, pero la reunión del viernes era no deliberativa, es decir, habría solo discusiones, sin votación de proyectos.
La negociación envolvía desde enmiendas constitucionales y cargos públicos hasta dinero en caja, acordando el caso del Mensalão.
El Gobierno abordaba hasta los diputados que declararon apoyo al proceso, como Heitor Schuch y José Stédille, ambos del PSB de Río Grande do Sul, los cuales habrían recibido la propuesta de R$ 2 millones por el voto favorable a Dilma.
El Gobierno, que quería la votación en orden alfabética y en día útil de semana, planeaba recurrir al STF.
Él negociaba cargos con los mismos partidos que Dilma intentaba traer para su lado: PP, PR, PSD y PTB.
Sin embargo, ese evento fue más pequeño que los anteriores (cómo lo de mayo), aunque igualmente distribuido por el país.
Él también citó la corrupción y dijo que las "pedaladas fiscales", una maniobra para pagar programas sociales, fueron una confesión de crimen.
Además de esas instituciones, dieciséis gobernadores, durante un encuentro con Dilma, firmaron la "Carta por la Legalidad", contraria al proceso.
El nombre era una referencia al proyecto "Brasil nunca más", que denunció los crímenes cometidos por la dictadura militar contra sus opositores políticos.
En 20 de marzo, el The Guardian, también en editorial, declaró que, si Dilma no consiguiera restaurar la tranquila, debería convocar nuevas elecciones o renunciar.
La materia expuso aunque a presidente no era acusada de robar dinero público, lo que fue mencionado como "una raridade" en el escenario brasileño.
Pocos días después, el presidente norteamericano, Barack Obama, evaluó que lo "Brasil tiene una democracia madura, va a superar la crisis y salir fortalecido."
Esta fue utilizada contra Paraguay en 2012, cuando el presidente Fernando Lugo fue destituido en un proceso de impedimento (con otra legislación) que muchos consideraron un golpe.
El presidente dijo que la OAB no es del gobierno ni de la oposición, teniendo como norte los ciudadanos.
Son razones técnicas, pues la OAB tiene noción de que no puede envolverse en la política partidaria y en las cuestiones ideológicas.
Dos días antes, Aécio Nieves había sugerido que ella renunciara como salida para las crisis política y económica.
Según ella, el impedimento es un instrumento previsto en la Constitución para alejar un presidente que cometió crimen de responsabilidad.
Ella pretendía divulgar un vídeo en la televisión, pero quedó con miedo de los "panelaços" y prefirió usar las redes sociales, como el YouTube.
La ministra aún defendió la Operación Lava Jato al afirmar que eran observadas rigurosamente la Constitución y las leyes.