Procesión de disciplinantes

Les acompañan otros encapirotados de negro y beatas arrodilladas.Todos ellos reflejan motivos de costumbres que la ilustración y las ideas liberales (a las que por esta época se adscribía Goya) pretendían reformar, aunque encontraban la oposición de la política absolutista de Fernando VII.Todos los personajes del primer término aparecen individualizados, bien caracterizados en el desempeño de su papel, mientras que en un segundo plano está la muchedumbre anónima de fieles, poco iluminados por un cielo sucio pese a su color azul.Por un lado el de los flagelantes y empalado, y por otro, el resto del cuadro, con una mole arquitectónica en sombra a la izquierda que podría simbolizar el peso de la religión.Cuadros como este, a los que se adjudicó un aura terrible y romántica, inspirarán multitud de grabados posteriores.