[1][2] Se le considera el primer congreso feminista en el país y el segundo en Latinoamérica,[3] así como un antecedente del Frente Único Pro Derechos de la Mujer, conformado en 1935.
[4][5][6][7] Fue organizado por las feministas yucatecas Consuelo Zavala Castillo, quien fue la presidenta de la Comisión Organizadora; Elvia Carrillo Puerto; Dominga Canto Pastrana,[8] Raquel Dzib Cicero, Rosa Torre González, Beatriz Peniche, Candela Ruíz.
[4][16][17] Se le considera el antecedente que llevó al Congreso Constituyente de 1916-1917 a proponer el derecho al voto pasivo y activo de las mujeres que se incorporó a la Constitución Mexicana hasta en 1947[18] en el municipio, y en 1953, a nivel nacional durante el régimen de Adolfo Ruiz Cortines.
[4][19] Cabe resaltar que en el segundo congreso se discutió el estatus de la mujer en el Código Civil, principalmente en los temas familiares y el Divorcio, mismos temas que resonaron en la Ley de Relaciones Familiares que publicó Venustiano Carranza el 9 de abril de 1917[20] Gracias a esta iniciativa pionera en Yucatán, las participantes del congreso, así como los periódicos emitieron diferentes opiniones sobre este acto revolucionario ya que antes del Congreso, se consideraba a la mujer no apta para votar, pues desde la Constitución de 1917 no se les otorgaba ningún papel como sujeto político, solo se concedía este derecho a mujeres excepcionales algunas veces, pues las mujeres comunes, solamente tenían un papel relevante como figura materna y del hogar.
En el Congreso resonaron voces como la de Francisca Ascanio que alegaba: No es necesaria la experiencia previa para entrar a las luchas sufragistas, porque nunca la experiencia es previa y porque la práctica se adquiere en la lucha[21] Sin embargo, algunas feministas con una perspectiva conservadora como Consuelo Zavala opinaban que:ni la mujer educada estaba preparada para votar, [y] que las mujeres del futuro serían las que tendrían el derecho al voto y a ocupar cargos públicos.