Este virus afecta a las células de defensa del cuerpo humano, llamadas linfocitos CD4+.
En el caso de las personas que viven con el virus, este se encuentra en la sangre, en los fluidos de los órganos sexuales (líquido preeyaculatorio, semen, secreción vaginal) y en la leche materna.
A esta etapa se le llama asintomática.
Pero si la piel presenta heridas abiertas, profundas y sangrantes, o perforaciones (por ejemplo, una úlcera), entonces las probabilidades de contagio pueden ser mayores.
[2][3][4][5][6][7] El método más seguro de prevención es teniendo una sola pareja sexual, evitando tener relaciones sexuales con más de un(a) compañero(a), o la abstinencia.