La precarga está determinada por el retorno venoso que llena el ventriculo al final de la diástole.Dicha estimación sería incorrecta, por ejemplo, en un ventrículo crónicamente dilatado en el que se han formado nuevos sarcómeros en el músculo cardíaco, permitiendo así que el ventrículo relajado tenga la apariencia de estar agrandado.Por ello, clínicamente, el término volumen diastólico final tiene mejor cabida, aunque no sea exactamente equivalente a la precarga.Estos a su vez están afectados por el tono venoso y el volumen de sangre circulante.La precarga se relaciona con el volumen diastólico final ventricular, en el que un mayor volumen diastólico final implica una mayor precarga, pero la relación no es sencilla, debido a la restricción del término precarga a miocitos individuales, en especial porque estos no están aislados, sino interconectados de manera integrada.