Las prácticas anticompetitivas o prácticas anticoncurrenciales[1][2] refieren a los daños a los intereses generales de la competencia, que pueden llegar a tener impacto en el mercado relevante de que se trate.Estas prácticas están prohibidas o limitadas por las leyes sobre la competencia.Los mecanismos de competencia pueden llegar a ser afectados por ciertos comportamientos anticoncurrenciales (entendimientos ilícitos, abuso en cuanto a la posición dominante, acuerdos entre competidores –o sea acuerdos horizontales–, acuerdos entre no competidores –o sea acuerdos verticales–,[3] dependencia económica, prácticas de precios abusivamente bajos), y también por la creación de estructuras anticoncurrenciales (concentración en pocos agentes económicos, oligopolios, monopolios, cárteles…).A nivel internacional, la International Competition Network (ICN), es una organización que reúne a diferentes autoridades de competencia de todo el mundo para ayudar a combatir las prácticas que atentan contra la competencia y el libre mercado, tanto a nivel global como a nivel particular de cada país participante.[5] Muchos son los países que han aprobado leyes sobre la competencia y tienen al respecto organismos reguladores.