Generalmente toman la forma de posturas sedentes o genuflexas que mantienen la espina dorsal lo más recta posible.
[7] La posición sedente, a menudo con las piernas cruzadas o entrelazadas, ha supuesto el método estándar de meditación durante siglos en el subcontinente indio.
La profesora de yoga Anne Cushman define esto como "auto-tortura... aparentemente, creer que lastimarte la cara interna del muslo con el tobillo es crucial para el despertar espiritual".
Las posiciones de piernas cruzadas son por tanto un término medio: lo bastante cómodas como para permitir descansar los músculos, pero no lo bastante como para que el usuario caiga dormido.
[9] Existen numerosas posiciones que cumplen estos requisitos, ya sean posturas como muktasana o simplemente sentarse en una silla con la espalda vertical y los pies sobre el suelo.