Con este nombre también se denomina a la indulgencia plenaria que pueden ganar los fieles católicos el 2 de agosto (u otro día que designe el ordinario local para aprovechamiento de los fieles).
La misma leyenda relata que la capilla pasó a poder de san Benito en 516.
[2] Estaba en malas condiciones, abandonada en un bosque de robles, y San Francisco la restauró con sus propias manos.
En esta iglesia san Francisco fundó la orden de hermanos menores y desde ese momento nunca la han abandonado los frailes.
Los capítulos generales y las reuniones anuales de los frailes se celebraban en esta iglesia normalmente en Pentecostés, que cae en mayo o junio.
Sintiendo que se acercaba su final, san Francisco regresó a la Porciúncula en septiembre de 1226.
El propio san Francisco había indicado que la Porciúncula fue la fuente original de inspiración y el modelo para todos sus seguidores.
El austero interior está decorado en un simple estilo gótico con frescos de los siglos XIV y XV.
Algunas de las piedras cuadradas, tomadas del monte Subasio, fueron colocadas por el propio santo mientras reparaba esta pequeña iglesia.
Desde el punto de vista del derecho canónico esta indulgencia es cierta y no sujeta a disputa, pero sí lo es que su origen se encuentre en el propio san Francisco.
La indulgencia de la Porciúncula resultó confirmada por la constitución apostólica «Indulgentiarum Doctrina» (1967) después del Concilio Vaticano II.
En Costa Rica, se venera a Nuestra Señora de los Ángeles.