Por una nabaja

Goya lo ilustró desde un punto de vista realista mostrando así los "desastres" que acarreó dicha guerra.

En esta obra se plasma una ejecución pública durante la guerra.

Por esta razón era incomprensible la represión francesa por portar una de estas armas blancas aun sin haber estado involucrado en una revuelta o acto de violencia.

En la época, cuando se culpaba por arma blanca, se sometía al garrote vil a los reos maniatados, con un cartel en el que se describía la circunstancia por la cual era sentenciado junto con el arma en cuestión, en este caso una navaja.

Entre las manos agarra un crucifijo en símbolo de esperanza y suplica a Dios por su alma.