Policarpo de Balzola
[3] En Madrid, y para los veintidós años, estuvo al frente de una granja modelo, en cuya dirección sufrió una grave enfermedad que le obligó a renunciar al cargo y regresar a su pueblo natal.[3] Según recoge Francisco López Alén en su Iconografía biográfica de Guipúzcoa, funcionaba «con una exactitud que llamó la atención de las personas reales por la precisión con que ejecutaba las sumas y restas».[5] Presentó a la vez un mecanismo por el que se anotaban diferentes pesadas en un instante, de modo que quedaban sumadas o agregadas las pesadas parciales unas a otras en el instante mismo en que se anotaban, sin que para esa operación hubiera necesidad de saber aritmética ni aun conocer los números, así como otro mecanismo sencillo por medio del cual se averiguaba la superficie de una figura cualquiera sin medir con el compás las bases ni las alturas y sin hacer ninguna operación aritmética.[5] Tales invenciones condujeron al director del Conservatorio de Artes a pedir su colocación en dicho centro, pero Balzola rechazó abandonar su pueblo natal.[6] Formó después un «calendario gregoriano perpetuo» que se imprimió y vendió.