[2] Colaboró por primera vez con la revista Euskal-Erria, de la que llegaría a ser director, en 1886, con un retrato a pluma de Juan María Guelbenzu; su primera labor literaria en las páginas de la publicación fue una poesía en euskera intitulada «Nere aitari».
[3] Como director, siguió la estela de los dos que le habían sucedido en el cargo, José Manterola y Antonio Arzac.
[4] «La mantuvo en el marco en que la encontrara, acariciando proyectos de darle mayores vuelos, pero sufrieron hondo quebranto sus bríos casi juveniles, por la insidiosa y larga dolencia que le minaron la existencia», decía de su etapa al frente de la publicación Pablo de Alzola.
[5] Al margen de su trabajo en la revista, escribió también una Iconografía biográfica de Guipúzcoa, galería de guipuzcoanos ilustres, que mereció buenas palabras de la Real Academia de la Historia; un Estudio histórico artístico del antiguo convento de San Telmo, de la Ciudad de San Sebastián, con grabados y un plano de la población perteneciente a la época de la construcción, y El ilustre pintor Antonio de Brugada, estudio biográfico, entre otras obras.
[7] Fue autor de, entre otras, las siguientes obras escritas:[2]