Políticas públicas
[1] También se pueden entender como las acciones, medidas regulatorias, leyes y prioridades de gasto sobre un tema, promulgadas por una entidad gubernamental.[2] La evolución del término está vinculada a las necesidades específicas de nuestro entorno social, cultural, político, económico, psicológico e institucional.En el siglo XXI, la participación de una multiplicidad actoral es imprescindible en la toma de decisiones para formar una Gobernanza en cualquier territorio, ya que crea consenso y da legitimidad a los asuntos públicos que se emprenden en cualquier sociedad.[13] Después del período de la posguerra, el escenario internacional era devastador; zonas geográficas como Japón, Europa oriental y central estaban destruidas.Ante esta nueva tendencia se fue desarrollando una orientación hacia las políticas con fundamento en insertar todas las especializaciones establecidas.El objetivo era ampliar los focos de estudio hacia el quehacer político, incorporar investigadores, consultores, asesores políticos y decisores finales; crear una “orientación hacia las políticas” que pretendió fomentar la reflexión sobres nuevas tendencias y coadyuvar a esclarecer las posibilidades de cómo gobernar de manera eficaz y eficiente.Allí la ciencia política, la administración pública, el derecho, la economía, la sociología, la comunicación, el trabajo social, la ingeniería y la psicología, entre otras disciplinas, dialogan para analizar, diseñar, planear, evaluar e implementar las acciones gubernamentales.[20] Esta intervención pública se ve reflejada en decisiones que las autoridades respectivas reflejan en planes, programas y proyectos que, al momento de ponerse en operación, utilizan medios políticos, jurídicos, económicos y sociales, inclusive de tipo cultural, para dar cumplimiento a los objetivos que motivan la puesta en marcha de dicha política pública.[20] Los diseños evaluativos se suelen clasificar en tres grupos principales: Es importante no olvidar que hablar de evaluación de una política pública es mucho más amplio, aquí sólo se han planteado algunos elementos que permiten establecer ciertos criterios para iniciar un proceso de evaluación, su enriquecimiento se dará en la medida que otros estudiosos incorporen sus experiencias y conocimiento sobre el tema.Según esta perspectiva, un programa o intervención debía tener unos objetivos operativos específicos; éstos miden el logro/efecto de la intervención, circunscribiéndose la evaluación a constatar fehacientemente si los objetivos se cumplen o no y en qué grado.Por su parte, Edward Schuman[25] identifica evaluación con investigación aplicada sobre la efectividad de una intervención social siguiendo, por tanto, un modelo cientificista.Scriven rompe así con los enfoques anteriores, al considerar objeto de evaluación todos los efectos provocados por el programa y no sólo aquellos que estaban previstos inicialmente en su definición, añadiendo la perspectiva del usuario, del cliente.Aunque sus enfoques metodológicos difieren en algunos aspectos, todos consideran la evaluación como investigación aplicada que puede proporcionar conclusiones objetivas e imparciales sobre la consecución de los objetivos del programa y aportaciones útiles para redefinir los medios y recursos necesarios para su logro.