Tras la recuperación de Homer, Marge conoce a Jack Crowley, un convicto con una gran habilidad artística.
Un día, Marge le sugiere a Jack que se presente para solicitar la libertad condicional y, con su ayuda, lo logra.
Homer tiene tanto éxito que, los quiroprácticos deciden destruir su lata de basura por envidia y venganza.
Homer promete vengarse pero Moe (quien fue uno de sus pacientes) le hace entrar en razón que no podrá destruir a los quiroprácticos porque son muchos en todo Estados Unidos.
Marge se enfada con él por haberle mentido, siendo que la vio a los ojos y aun así lo hizo.
Jack nuevamente trata de mentirle pero Marge lo ignora y permite que lo envíen a la cárcel.