Pionio

Sabiendo que por instigación de algunos judíos iba a haber detenciones, tanto él como sus cristianos Asclepiades y Sabina, se echan al cuello unas ataduras, y así acuden a la celebración eucarística.

Luego siguieron los tradicionales interrogatorios y amenazas, luego de las cuales Pionio y sus compañeros fueron relegados a prisión, a fin de esperar la llegada del procónsul.

Muchos paganos los visitaron y cristianos que habían hecho sacrificios, lamentando su caída.

Subió a la tarima de madera, dejó que el soldado fijara los clavos.

Pionio rezó y con una sonrisa radiante, se dejó quemar hasta la muerte.