Formó parte del primer Año Geofísico Internacional.
Fue el primer intento de misión lunar estadounidense, y el primer objeto que intentó una órbita fuera de la terrestre.
Se recibieron señales telemétricas erráticas desde la carga y las etapas posteriores durante 123 segundos tras la explosión, y dichas partes fueron obligadas a caer en el océano.
Ocho pequeños cohetes destinados a ajustes de velocidad se situaban en el extremo del cono superior.
La carcasa estaba construida con plástico laminado y estaba pintada a franjas de color claro y oscuro para regular la temperatura interior.