Su interés radica en la belleza de las pinturas, su amplia distribución, y su gran antigüedad.
[1] Estos pueblos evolucionaron, teniendo su mayor auge de población y estilo cultural entre el siglo I a. C. y d, reduciendo su población drásticamente tras la conquista española, hasta su extinción en el siglo XIX[2].
Otros estudios fueron llevados a cabo por el erudito y antropólogo neerlandés Herman Frederik Carel ten Kate en 1874 (a la par del ornitólogo estadounidense Lyman Belding, el cual estaba interesado por las aves de la región), y el erudito francés León Diguet entre los años 1889 y 1905.
En el siglo XX las investigaciones fueron realizadas por Georges Enguerrand, Barbro Dahlgren, Erle Stanley Gardner, Harry W. Crosby y Javier Romero.
Las pinturas fueron hechas con pigmentos minerales y reflejan un peculiar arte abstracto que mayormente representa la interacción del hombre con la naturaleza; así como una evidente interpretación de las fuerzas energéticas, mágicas e inmateriales, que difícilmente pueden ser interpretadas bajo la visión actual occidental.