Los límites técnicos alcanzados hacia mitad del siglo VI a. C., no permitían quizás a más artistas hacerse un nombre y varios buscaron un medio de sobrepasar a sus maestros.
Hacia el 530 a. C. aparecen los primeros testimonios de esta técnica que se generalizó progresivamente.
Se puede seguir con precisión el periodo de transición en el que el pintor de Andócides produjo obras, sobre todo ánforas, que presentan caras tratadas, unas con figuras negras y otras con figuras rojas, a veces con la misma escena, como las pruebas para presentar una técnica nueva, aún no suficientemente conocida por los clientes.
Seguidamente, no producirá más que vasos exclusivamente de figuras rojas.
Una veintena de obras de figuras rojas, cuya atribución es contestada por algunos investigadores, muestran que había alcanzado una gran maestría y virtuosismo en los detalles que no se encontrará tan pronto en la nueva técnica que parece un poco impregnada de rigidez al principio y en la que hubo algunas utilizaciones de la incisión, por ejemplo, para los cabellos.