Aplicada a la parte inferior de los esquíes y gracias a la orientación anisótropa de las fibras que las dejan moverse hacia delante sin que después se puedan deslizar hacia atrás, permite afrontar una subida sobre la nieve, incluso pronunciada.
Si no, la progresión sería difícil, especialmente en nieve dura y en las travesías.
[3] Al principio las pieles se sujetaban a los esquíes con unos pocos ganchos.
Los ganchos pueden ser de cola fija y un elástico en la punta, o bien un solo anillo no elástico sujeto en la punta del esquí (de este modo resulta muy fácil separar la piel cuando se necesite).
Para que las pieles deslicen mejor sobre la nieve e impedir que se formen los molestos pegotes de nieve, conviene aplicarles cera especial para esquíes o un impermeabilizante específico.