Consiste en un edema rojo y doloroso en el pie, acompañado de focos supurados, linfangitis e hiperpulsatilidad arterial.Los síntomas aparecían cuando los pies se exponían durante periodos prolongados a los efectos de la humedad y el frío.La combinación de frío y humedad ablandaba la piel, causando la herida e infección del tejido.Tras cuatro o cinco días de exposición al frío y la humedad, la enfermedad se desarrolla en tres fases.En la primera, existe una vasoconstricción por el frío y la humedad, debido al poco oxígeno que le llegan a las células del pie.No se deben frotar ni colocarlos cerca a fuentes de intenso calor, como hogueras o estufas, por ejemplo.Se deben administrar antibióticos, analgésicos y suero antitetánico, siguiendo las indicaciones del medicamento.