En la cima de la montaña hay un santuario en honor a Buda, en el que los fieles dejan sus ofrendas, y tocan una campana según el número de veces que han subido al santuario.
[1] La reliquia sagrada del santuario es una roca con forma de huella, similar a un enorme pie (casi dos metros).
Otros candidatos de otras leyendas para haber dejado esa gigantesca huella son: Shivá, Buda y santo Tomás (el apóstol).
Ibn Battuta fue el primer autor que relató su ascensión (en el siglo XIV) y confirmó la presencia de cadenas de hierro instaladas como pasamanos y que ya habían sido descritas por el italiano Marco Polo.
El área alrededor de la montaña es un área de hábitat y población para la vida silvestre, incluidos elefantes, tigres y varias otras especies endémicas.