Luego de sus estudios, Binsfeld volvió a su región y se convirtió en una personalidad importante en las actividades católicas anti protestantes de fines del siglo XVI.
Este trabajo hablaba acerca de las confesiones de las presuntas brujas, y afirmaba que aunque tales confesiones eran realizadas bajo tortura, de todos modos debían ser creídas.
Él pensaba que las muchachas menores de doce años y los muchachos menores de catorce no podían ser considerados culpables de practicar brujería, pero debido a la precocidad de algunos niños la ley no debía ser completamente estricta.
Este punto de vista puede ser considerado como moderado, tomando en cuenta que otros inquisidores habían condenado a la hoguera a niños de entre dos y cinco años de edad.
En 1589, el mismo año que Galileo comenzaba sus revolucionarios experimentos en cuerpos en movimiento, Binsfeld publicaba la lista autorizada de demonios y de sus pecados asociados, incluyendo los demonios asociados a los siete pecados capitales: Lucifer (orgullo), Mammon (avaricia), Asmodeo (lujuria), Leviatán (envidia), Belcebú (gula), Satán/satán (ira) y Belfegor (pereza).