Puso fin a una era extraordinariamente calurosa llamada óptimo climático medieval (siglo X al XIV).Durante el período 1645-1715, en mitad de la Pequeña Edad de Hielo, la actividad solar reflejada en las manchas solares era sumamente baja, con algunos años en que no había ninguna mancha solar.Cuando un volcán entra en erupción, sus cenizas alcanzan la parte alta de la atmósfera y se pueden extender hasta cubrir la tierra entera.Ese evento climático es el más dramático en el registro glacioquímico DS del Holoceno.[11] En África Austral, las muestras sedimentarias extraídas del lago Malawi indican que las condiciones frescas entre 1570 y 1820 sugieren que el lago Malawi registra «más soporte, y extensión, de la expansión global de la PEH».En 1766 otra expedición observó que el glaciar sí llegaba hasta la laguna y se partía en grandes icebergs.Hans Steffen visitó la zona en 1898 y observó que el glaciar penetraba en la laguna.La Pequeña Era Glacial habría llegado con retraso a la Península, existiendo, sin embargo, noticias de heladas importantes en la segunda mitad del siglo XV (1472).El libro también menciona la presencia de una extensa red de neveros, o pozos de nieve, ventisqueros y glaciares que se construyeron y mantuvieron entre los siglos XVI y XIX a lo largo del Mediterráneo oriental, algunos ubicados en áreas donde no nieva en la actualidad un solo día al año.[24] Hay también una amplia evidencia de que durante ese período los glaciares se extendieron en los Pirineos, fundiéndose desde entonces.Se cree que las temperaturas en Europa durante el llamado óptimo climático medieval entre los siglos IX al XIII deben haber sido entre 1° y 1,5 °C superiores a la temperatura actual, suficiente para que estos glaciares, e incluso los de los Pirineos, se hubieran fundido.Los actuales glaciares de los Pirineos se formaron principalmente durante este periodo frío y han estado fundiéndose despacio desde entonces.
Variación de las temperaturas globales entre los años 1 y 2000.