Pedro del Castillo Ramírez

Castillo rodó por el suelo, pero al instante recobró la verticalidad y echó una ojeada alrededor.

Cerca agonizaba su montura, y por todas partes sus compañeros alanceaban y se defendían de los golpes de los moros.

En medio del delirio de la lucha, contempló admirado la bizarra figura de un jinete musulmán con la espingarda cruzada a la espalda y una bandera en la mano derecha.

No lo dudó: esgrimió la lanza con rapidez y la clavó en el vientre del arrogante caballero hasta enrojecer con su sangre el amarillo de la banderola, y al instante le arrebató la enseña de la mano ya exánime.

Terminada la batalla, entregó el estandarte capturado al brigadier Francisco Romero Palomeque, quien lo mostró a Leopoldo O'Donnell, y este decidió enviarlo a España como regalo para el príncipe de Asturias por su santo[2]​ Por aquella acción le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando por la reina Isabel II por Real Decreto e impuesta por el que fuera Capitán General de Andalucía el 18 de julio de 1860, en formación de tropa y bajo todos los honores militares.

Pedro del Castillo Ramírez, Laureado del Regimiento Farnesio.