Luperón lo definió como un hombre "rebelde a la disciplina, perezoso al gabinete, pero audaz y previsor en la guerra restauradora".
[cita requerida] Su vida pública se inicia con una valiente participación en Capotillo.
Ocupó diversos puestos en la vida pública, desde múltiples funciones militares hasta presidente de la República.
Al producirse el Grito de Capotillo se integró decididamente a las luchas restauradoras participando en forma destacada en las principales acciones bélicas.
Tomó la decisión al enterarse de que en Santo Domingo, los generales José María Cabral y Eusebio Manzueta, dirigían un plan golpista.