En 1836 fue ungido como subdiácono[2] y en 1837 como presbítero, por el arzobispo Jorge de Benavente.
En los debates, Tordoya defendió el fuero eclesiástico y la unidad religiosa.
Lo conformaban: el general Pedro Bustamante (Guerra), el coronel Juan Miguel Gálvez (Gobierno y Policía), Simón Gregorio Paredes (Relaciones Exteriores) y José Narciso Campos (Hacienda).
Fue la primera vez en la historia republicana peruana que ocurría algo semejante.
Ello se dio en el marco de la campaña anticlerical desatada en el Perú en torno a la discusión de una nueva Constitución Política que se daba en el Congreso Constituyente.
El diputado liberal Celso Bambarén llegó a ser apedreado en la plaza Bolívar.
El diputado Ulloa exigió que el gobierno compareciera ante el Parlamento, pues a su juicio no había defendido la majestad del Congreso.
Pero renunció en 1880, agobiado por la edad y algunos problemas judiciales que debió enfrentar injustamente.
[2] El obispado cuzqueño quedó vacante durante varios años, pues en 1886 la Santa Sede rechazó la designación de Juan Manuel Gamboa.