La familia, en suma, le transmite un duro sistema de reglas y deberes; la fe es impartida únicamente por la madre.
Es inscrito en el liceo clásico Massimo D'Azeglio, pero por continuar una carrera escolástica pobre, la familia lo confía al salesiano don Antonio Cojazzi, que además ha desarrollado la carrera de maestro de literatura, lo acerca a la espiritualidad cristiana.
Es un joven muy vivaz, solía afrontar con los amigos excursiones de montaña (se hizo famosa una fotografía que lo representa en una escalada: le gustaba estar en contacto con la naturaleza).
En 1914 Europa se halla inmersa en la Primera Guerra Mundial, y al año siguiente Italia entra en el conflicto.
A una camarera que había perdido un hermano en el frente, le preguntó: "Natalina, ¿no darías la vida por hacer terminar la guerra?
Durante el período pasado en la universidad, Pier Giorgio conoce y frecuenta a Laura Hidalgo, relación que, dada la diferencia de clase social, no es bien recibida en la casa Frassati.
Esta decisión le causó un profundo sufrimiento, pero sabe dónde encontrar la fuerza para superarla; le escribe a su amigo Isidoro Bonini el 6 de marzo de 1925: "en mi lucha interna me he preguntado a mí mismo ¿por qué debo estar triste?
No obstante la riqueza de la familia, Pier Giorgio estaba siempre seco, porque sus padres no le daban más dinero del necesario y a menudo el dinero que le daban era generosamente donado a sus obras de solidaridad.
Nadie atiende sus síntomas, en este período está muriendo también la abuela, que atrae la atención de la familia entera.
Por primera vez sus familiares comprenden, viéndolo tan amado, donde había vivido Pier Giorgio Frassati.