Pedro Gregorio Echeandía y Jiménez

Más tarde se trasladó a Zaragoza, siendo admitido en el antiguo Colegio de Boticarios, que le asignó en 1772 una de las nueve[1]​ boticas existentes en la ciudad, la situada en la calle San Pablo.

En 1796 se ofreció para enseñar gratuitamente botánica en la Sociedad Económica y emprendió las siembras y plantaciones oportunas para la formación del Jardín Botánico de Zaragoza, con materiales vegetales tanto aragoneses como procedentes de Valencia, Sevilla, Madrid, Barcelona, París y América.

Redactó un reglamento para el buen funcionamiento del Jardín Botánico de Zaragoza, que, junto con otro manuscrito donde defendía los medios ideados para el sostenimiento de las cátedras, fueron vistos en la R.S.E.A.A.P.

Realizó una importante serie de ensayos agronómicos con determinadas especies útiles, tras los cuales logró mejorar los rendimientos en cultivos de sésamo, cacahuete, melón, sandía y trigo.

Divulgó las teorías de eminentes científicos extranjeros como Proust, Lavoisier, Baumé o Linneo, del que fue entusiasta seguidor.