Después de una semana en el cargo Blanquier ya tenía sacadas sus conclusiones.
Avisó también que el pago de la deuda externa sería suspendido por haberse evaporado las reservas de oro, ante lo cual el servicio de la deuda debería costearse con moneda nacional.
Este crudo diagnóstico fue seguido de una gran irritación y conmoción política.
En su segundo período como ministro, del 27 de julio al 2 de septiembre, Blanquier fue llamado por el reemplazante del caído general Ibáñez y antiguo ministro del Interior de éste, Juan Esteban Montero.
Antes de ser ministro, Blanquier se había forjado una gran reputación como ejecutivo serio, habiendo sido director de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, empresa que bajo su conducción, y extraordinariamente, obtuvo ganancias.