Ya en su infancia le atraían lugares lejanos del mundo.
El hecho que más le interesó fue la manera cómo los antiguos canteros habían maniobrado y erigido las esculturas.
En el año 1985 el ingeniero Pavel escribió al etnólogo y viajante Thor Heyerdahl acerca del experimento llevado a cabo con éxito en Strakonice.
Heyerdahl aceptó al joven ingeniero en su propia expedición a la isla de Pascua.
Durante la visita en el año 2003 colocó cuatro placas conmemorativas en un museo local.