Paul Rassinier

Durante la Primera Guerra Mundial el padre de Paul, Joseph, un granjero y veterano del ejército colonial francés en Tonkín (el actual Vietnam), entró en una prisión militar por sus actitudes pacifistas, algo que su hijo Paul nunca olvidó.

[1]​ Después de la guerra, su familia apoyó las revoluciones socialistas, y Rassinier se unió al Partido Comunista Francés (PCF) en 1922.

[2]​ En 1927, sirvió en el Ejército francés en Marruecos, donde sus convicciones pacifistas fueron reforzadas por la brutal represión colonialista y la corrupción militar de la que fue testigo.

Llegó a ser secretario de la Federación SFIO para el Territorio de Belfort, y restableció un periódico moribundo, Germinal, para que sirviera como órgano del partido.

Adoptando la ideología de Marceau Pivert, fue un autor prolífico[6]​ y denunció la carrera armamentística, abogó por la revisión del Tratado de Versalles, exigió más derechos para los trabajadores y promovió una ideología pacifista que no se restringiera a Francia, sino que quería llegar a ser paneuropea.

Léon Blum, su apoyo a los acuerdos era «sin mucho orgullo, es verdad, pero sin ninguna vergüenza», puesto que Rassinier contemplaba la guerra como la más grande catástrofe, y no creía que «ni siquiera Mussolini después de Etiopía, ni siquiera Hitler que hace correr la sangre en compañía de España, se arriesgarían a tal locura».

[13]​ Rassinier salvó la vida gracias a una serie de redadas lanzadas por las fuerzas de ocupación alemanas y la policía francesa en respuesta a ataques contra alemanes en una farmacia y un café locales.

Rassinier sufrió once días de interrogatorio que terminó con la mandíbula rota, una mano machacada y daños en un riñón.

En su primer libro, Le Passage de la ligne ou l'Expérience vécue, Rassinier dice que varios factores contribuyeron a su supervivencia.

Su amistad con el jefe de su bloque permitió que los envíos le fueran entregados directamente, sin ser sometidos a pillaje por la administración del campo.

Durante un tiempo, obtuvo un trabajo cómodo como Schwung (una posición entre ordenanza y criado) del Oberscharführer SS que dirigía los perros guardianes del campo, lo que le granjeó además la oportunidad de observar a los S.S.

[16]​ Naegelen abandonó el puesto al final de su mandato y Rassinier sirvió durante dos meses como parlamentario, siendo derrotado en la elección siguiente por Pierre Dreyfus-Schmidt, un viejo rival.

Su esposa Jeanne tenía una mala opinión de su futuro en política, y Rassinier nunca volvió a postularse.

De la misma manera, lo repugnaba la condena unilateral del Tercer Reich por crímenes contra la humanidad que, por su experiencia en Marruecos, él no consideraba únicos, y temía que los odios y enconos nacionalistas dividieran Europa.

Rassinier sostiene que solo los presos rusos practicaron una resistencia eficaz y que muchas de las brutalidades del campo fueron cometidas no por agentes de las S.S., sino por presos, en su mayoría comunistas, que asumieron la administración (Häftlingsführung, «gestión por los presos») y dirigían los asuntos internos de los campos en su propio beneficio.

Rassinier examina en él lo que considera como relatos de los campos típicos.

Varias publicaciones lo editaron por episodios y una versión de éxito relativo vio la luz en 1961.

El viaje había sido patrocinado por Karl-Heinz Priester, antiguo oficial de las S.S.

Rassinier fue por ello denunciado en la prensa, por ejemplo cuando el periodista Bernard Lecache lo describió como «agente de la International nazi».

Rassinier pretendía superarlos por su uso como punto de partida Los judíos en el mundo moderno (1934), del sionista alemán Arthur Ruppin.

Por ejemplo, Rassinier afirma que la primera acusación del uso de cámaras de gas por la Alemania nazi apareció en Axis Rule in Occupied Europe (1944), del abogado judío polaco Raphael Lemkin.

También en 1964, se reveló en el curso de una demanda por difamación presentada por la comunista francesa Marie-Claude Vaillant Couturier, que Rassinier había escrito artículos en la revista derechista Rivarol bajo el pseudónimo Jean-Paul Bermont, lo que le hizo perder muchos de sus contactos anarquistas.

La obra teatral de Rolf Hochhuth El vicario(1963) se había representado en distintas lenguas y en muchos países.

Rassinier, ateo declarado, se indignó sin embargo de la tesis de Hochhuth según la cual el papa Pío XII había guardado silencio mientras se exterminaba a los judíos de Europa, e interpretó la obra como una mera incitación a la división en Europa, al odio sectario anticatólico y a la xenofobia.

Rassinier viajó a Roma y obtuvo acceso al Archivo Secreto Vaticano.

ej., en la encíclica Mit brennender Sorge) y hacia sus esfuerzos para la paz, todo lo cual atrajo a Rassinier las alabanzas del Vaticano.

Rassinier reiteró a menudo la creencia socialista en que «la clase obrera no tiene patria».