Algunos pasaportes acreditan que el portador tiene la condición de diplomático u otro funcionario, con derechos y privilegios como inmunidad frente a detenciones o procesamientos.
En la Europa medieval los documentos se expidieron a los viajeros por las autoridades locales y, en general, figuraba una lista de pueblos y ciudades en la que al titular del documento se le permitía pasar.
En la última parte del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, en general, no se requería pasaporte para los viajes dentro de Europa, y el cruce de la frontera era fácil.
[8][9] La Sociedad de Naciones expidió pasaporte Nansen a apátridas refugiados desde 1922 hasta 1938.
Esto permite a los controladores fronterizos y otros agentes de la ley procesar estos pasaportes más rápidamente, sin tener que introducir la información manualmente en un ordenador.
De ello se derivan ciertos principios jurídicos, a saber: en primer lugar, los pasaportes se expiden en nombre del Estado; en segundo lugar, ninguna persona tiene derecho legal a que se le expida un pasaporte; en tercer lugar, el gobierno de cada país, en el ejercicio de su discreción ejecutiva, tiene discreción completa y sin restricciones para negarse a expedir o revocar un pasaporte; y en cuarto lugar, esta última discreción no está sujeta a revisión judicial.
Arkelian han argumentado que la evolución tanto del derecho constitucional de los países democráticos como del derecho internacional aplicable a todos los países hace que estos principios históricos sean obsoletos e ilegales.
De manera progresiva, y para evitar la falsificación del documento, se foliaron los pasaportes y se agregó a ellos la fotografía del titular en principio engomada al cuadernillo.
Después se utilizó papel seguridad, que no ha dejado de evolucionar (actualmente es fabricado con medidas similares a los papeles con que se fabrica el papel moneda); se agregaron perforaciones y, a la fecha, la fotografía del titular se imprime en el cuadernillo de manera directa mediante un procedimiento fotomecánico y las tintas también contribuyen en el propósito de hacer compleja o imposible la duplicación ilegal de los pasaportes.
Este chip contiene el dato biométrico relativo a la imagen facial del titular del documento además de los datos personales que se contienen en las líneas OCR de lectura mecánica.
Las medidas de seguridad en los pasaportes han cambiado con el tiempo, pasando desde los primeros sellos (los reconocidos sellos de tinta) hasta llegar a los pasaportes biométricos de hoy en día, donde un pequeño chip integrado en el pasaporte revela todos los datos necesarios del dueño del documento.
El visado ha sufrido variaciones; en principio se agregaban al pasaporte mediante sellos y anotaciones en tinta; en la actualidad muchos países utilizan métodos fotomecánicos para plasmar el visado en los pasaportes.
El tiempo de vigencia a nivel mundial suele oscilar entre 5 y 10 años variando por país.