El 1 de agosto Mitre se reintegró al frente y presionó al almirante brasileño para forzar el paso de Curupayty mientras el ejército cerraba el cerco por tierra.El peligro seria grande pero el alcance moral, cuando no el resultado material, le compensarían con exceso.alguna hazaña semejante, quizá mayor que la del americano Farragut, cuyos acorazados no carecieron por otra parte de defectos, suplidos por el genio y la osadía del general, cualidades que por fortuna no le faltan a V.E.".E. va á emprender, si ya no ha emprendido, la solución del grande y glorioso problema (...) Pienso en la posibilidad de efectuar el pasaje durante una noche oscura y aún tempestuosa."Finalmente, Caxias recibió la presión directa del emperador para ordenar el pasaje, lo que decidió la cuestión.Aparte de daños civiles (entre los más conocidos la iglesia que fue reducida a escombros), si bien los cuarteles del ejército fueron en su mayor parte destruidos y algunos cañones de las baterías desmontados, la capacidad defensiva no resultó seriamente afectada.Entre Curupayty y Humaitá, el curso del río Paraguay efectuaba varias curvas.Comandaba Humaitá el coronel Paulino Alén, secundado por los oficiales de artillería coronel Francisco J. Martínez y comandantes Pedro Gill, Remigio Cabral y Pedro Hermosa, quienes serían responsables directos de las baterías.El pasaje fluvial que allí describía una curva especialmente cerrada y arrimada a la costa paraguaya, estaba defendido también por varias líneas de torpedos o "máquinas infernales" y por tres cadenas de pulgada y media de espesor, sostenidas por diez lanchones.En simultáneo, las fuerzas argentinas y brasileñas que sitiaban la plaza lanzarían un ataque desde todas las direcciones sobre las trincheras para hacer pensar al mando paraguayo que estaba ante un asalto a la plaza.Si bien las amarras podían en teoría facilitar el remolque en la eventualidad de que algún buque viera inutilizadas sus máquinas,[7] el gobierno de los buques en esas condiciones era en extremo dificultoso y demoraría la operación.Los defensores de Humaitá empezaron de inmediato a encender grandes fogatas sobre las dos orillas del río para facilitar la puntería a sus artilleros y apenas los encorazados penetraron el canal del río frente á la fortaleza, fueron recibidos por el fuego graneado de sus cañones en combinación con la artillería colocada en el Chaco.El Alagoas había sido la nave más dañada en la operación y "no tenía un metro cuadrado de su casco sano".
Humaitá, vista desde tierra, ca. 1868
Acorazados de la escuadra brasileña a lo largo del río Paraguay, cerca de Humaitá, 19 de febrero.