En toda su existencia, ha sido atendida pastoralmente por sacerdotes del Arzobispado castrense de España.
En el interior del templo, en su zona norte, cuenta con un confesionario, y unas escaleras que dan acceso al coro de la iglesia, donde originalmente se ubicaban los feligreses que cantaban y tocaban la guitarra en las celebraciones religiosas pero que hoy sirve de almacén parroquial.
Así como un Via Crucis de madera que transita por toda la pared del templo y que fue adquirido en Francia por uno de los sacerdotes destinados en la parroquia.
En el presbiterio hay un gran crucifijo que originalmente estuvo adosado a la columna central del templo pero que años después se instaló en una pequeña pared tras el altar mayor.
[1] Debajo del piso superior se encuentra la sacristía y el despacho donde el sacerdote atiende cuestiones burocráticas como el registro parroquial o inscripción de nuevos matrimonios o bautizos.