[1] El término está tomado del griego παρρησία (παν = todo + ρησις / ρημα = locución / discurso) que significa literalmente «decirlo todo» y, por extensión, «hablar libremente», «hablar atrevidamente» o «atrevimiento».
Sin embargo, para el Diccionario de la Real Academia Española, la parresia (sin tilde) es la apariencia “de que se habla audaz y libremente al decir cosas, aparentemente ofensivas, y en realidad gratas o halagüeñas para aquel a quien se le dicen”[2].
En el contexto de una investigación filosófica, lo que puede ser puesto en duda debe ser puesto en duda y, entonces, el discurso que no es examinado o criticado no necesariamente tiene una relación válida con la verdad.
[nota 1] Existen varias condiciones que fundaban la noción tradicional de parresia del griego antiguo.
Una explicación de esta supuesta contradicción en Foucault es que la parresía le permitía al maestro, al filósofo o al médico relacionarse con el discípulo o con el paciente de manera que éste se modificase por sí mismo y se convirtiese en un sujeto de verdad.