En otras palabras, ser imparcial implica no tener favoritismos personales -o interés- entre dos o más opciones objetivas.
Un juez es imparcial cuando «no tiene ningún interés en el objeto del proceso ni en el resultado de la sentencia».
Esto no implica la presencia de parcialidad: las diferentes penas se determinan según un criterio objetivo y predecible, en este caso la ley.
La imparcialidad esta ligada fuertemente a dos conceptos que son exigencia para el juez, la independencia y la impartialidad.
[3] Un juez es independiente cuando no está en una posición de obediencia respecto a las partes en litigio.