Paratexto

Pero esta distinción está permanentemente amenazada, sobre todo en el caso de los textos (literarios, filosóficos) que se consumen en períodos muy largos y que, por lo tanto, son reciclados permanentemente.

El paratexto brinda información muy valiosa al lector y lo orienta en la construcción de sentidos del texto que va a leer.

Suele estar ubicado en la página siguiente a la dedicatoria y anterior al prólogo.

La mayoría de los prólogos cumplen con dos funciones básicas: por una parte una función informativa o aclarativa, donde se consignan datos acerca del libro, importancia del tema, aspectos temáticos, secciones de que se compone y agradecimientos a quienes colaboraron.

Por otro lado, una función persuasiva o argumentativa, destinada a captar al lector y retenerlo, donde se informa sobre el origen de la obra y las circunstancias de su redacción (dificultades, facilidades, etc.).

Las citas se complementan con las notas a pie de página o al final del texto.

Un poco más raro es colocarlos al costado exterior de la página, como anotación legal.

También puede usarse para incluir algún tipo de información respecto de un párrafo del texto que rompería la lógica del informe si se lo incluye en el texto principal.

Cuando se hace referencia a un autor o texto en general, pero no se está indicando una cita en particular, a menudo la nota se inicia con las palabras: Confrontar... o Ver... seguido del título de un texto determinado, indicando que el o los párrafos de donde procede la nota son un resumen hecho por el autor de la obra indicada.

En el siguiente orden: Autor, Título, Casa Editorial, Año de publicación.